Testimonios confesionales y detalles escalofriantes emergen en medio de la investigación sobre el tiroteo que cobró la vida de Jonathan Borda, revelando una intrincada red de complicidades en la barra de Lanús.
Un acusado y un testigo de identidad reservada han dado declaraciones explosivas en relación con el enfrentamiento que tuvo lugar a 500 metros del estadio del Club Atlético Lanús, resultando en la muerte de Jonathan Borda. Sus testimonios han arrojado luz sobre oscuros secretos y revelaciones inquietantes, desatando una espiral de violencia en el Sur del Gran Buenos Aires.
El incidente, que ocurrió el 30 de julio del año pasado en la Plaza Sarmiento durante la previa de un partido entre Lanús y Barracas Central, fue el punto culminante de una disputa interna entre facciones de la barra brava del equipo, conocidas como La 14 y El Ceibo. En medio de una zona aparentemente liberada, el tiroteo dejó una víctima fatal y varios heridos.
Tras cuatro meses de investigación, el fiscal Martín Rodríguez logró la detención de cinco líderes de la barra, incluyendo a Julián Goncebate, hijo de uno de los principales líderes de La 14. Sin embargo, la trama que rodea al caso es mucho más compleja, como lo revelan los testimonios recientes.
Uno de los implicados, Enzo Molina, quien se encuentra actualmente en libertad mientras espera la confirmación de su situación procesal, ha proporcionado información detallada sobre la estructura interna de la barra de Lanús. Molina, quien se unió a la facción dirigida por «El Laucha» tras su liberación de prisión, reveló que la violencia desatada en la Plaza Sarmiento fue orquestada por los líderes de la barra, incluyendo a Diego Fanfi Goncebate, quien emitía órdenes desde la cárcel.
Según Molina, la disputa se centraba en el control de las entradas al estadio, que son distribuidas por un alto directivo del club, identificado solamente como «A.». Además, destacó la complicidad de la Policía en los negocios y operaciones de la barra brava.